Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1871-1872 (Cortes de 1871 a 1872)
Sesión: 8 de julio de 1871
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Respuesta al Sr. Conde de Pallares
Número y páginas del Diario de Sesiones 93, 2.388, 2.389
Tema: Ferrocarril de Palencia a La Coruña

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Voy a contestar a Ias palabras del Sr. Conde de Pallares, porque de otra manera no correspondería al celo legítimo que S. S. demuestra por el país que representa, y para tranquilizar a S. S. respecto a la súplica que ha dirigido al Gobierno, pues el Gobierno no necesita excitación alguna para activar en lo que de él dependa Ias obras de ese ferrocarril, porque comprende toda su importancia.

Por lo demás, S. S. puede estar tranquilo sobre ese particular, y yo, que comprendo el celo de S. S. y de todos los Diputados por Galicia, que no dejan de moverse para ver concluida esa obra tan importante y tan beneficiosa para aquel país; yo, que comprendo que es la única comarca de España que hasta ahora no ha gozado del beneficio de los ferrocarriles; comarca poco conocida, y por consiguiente, no debidamente apreciada, y cuyo ferrocarril ha de producir grandísimos beneficios, no sólo a Galicia, sino al resto de España, y que en ese sentido interesa a Galicia y a Ias demás provincias del Reino, he procurado, en el poco tiempo que he desempeñado interinamente el Ministerio de Fomento, he procurado, digo, activar todo lo relativo a ese ferrocarril, y yo sé que mi digno compañero el Sr. Ruiz Zorrilla hace todo lo que puede porque Ias obras queden terminadas lo antes posible. El Gobierno no tiene necesidad de hacer excitación alguna a la empresa para que cumpla con su deber, porque no hay motivo para ello; el Gobierno ayudará a la empresa en cuanto sea posible, esperando que ésta, por su parte, ayudara también al Gobierno en cuanto se le pida, y la empresa por un lado, y Ias corporaciones de Galicia, los representantes de aquellas provincias, y el Gobierno por otro, todos juntos y todos de consuno, hemos de procurar Ilevar a cabo una obra en la que si se presentan todavía algunas dificultades, es porque es una obra grande, una obra importantísima, una obra que exige muchos sacrificios, y no es de extrañar; por lo mismo, que en su ejecución se presenten dificultades y, obstáculos que paralicen y retarden algo su término. Pero esto, no obstante, la empresa por un Iado, interesada en la conclusión de Ias obras, porque al fin y al cabo, habiendo invertido grandes capitales en ellas, le conviene que llegue a su término, y por otro el Gobierno, interesado como está en llevar adelante todas Ias obras públicas de España, y mucho más cuando se trata de una obra tan importante como el ferrocarril de Galicia, y además Ias corporaciones populares y los representantes de Galicia interesados en primer término en ella, todos hemos de trabajar para que la obra se realice lo más pronto que se pueda.

Por lo demás, el Sr. Conde de Pallares, celoso por los intereses de la provincia que representa, ha anunciado que quizá no vuelva a esta Cámara, y espera que los que le sustituyan influirían para que este asunto se resuelva, y yo debo decir a S. S. que tiene unos compañeros que no se podrán colocar nunca delante de S. S. en las cuestiones de interés para su provincia; pero yo creo que no se colocarán detrás, porque yo he visto y conozco a los Diputados de esas provincias en el mucho tiempo que asisto a este Cuerpo, y no sólo como Ministro, sino como compañero, he visto que los Diputados por Galicia han mostrado, siempre una gran actividad, un gran celo por su provincia, y eran tan gallegos como los gallegos, tomada esta palabra en el buen sentido. Por tanto, yo sentiré que el Sr. Conde de Pallares no venga a este sitio; pero, créame S. S., para esas cuestiones, como para todas las que se refieren a Galicia, no faltará quien le sustituya, porque yo veo que los Diputados gallegos en esa parte procurarán por los intereses de su país.

Por lo demás, ya están en el Ministerio algunos proyectos presentados sobre reformas que no han sido todavía aprobadas; pero son proyectos en los que un error cualquiera puede producir mayores sacrificios; y sobre todo, hay que invertir más tiempo en su examen, porque es necesario verlos detenidamente, reconocerlos sobre el terreno y hacer una porción de operaciones en Ias que se emplea bastante tiempo; pero aparte de esto, y sabido lo que el Gobierno tiene que resolver, no sólo para proceder con acierto, sino para cubrir su responsabilidad si hubiera algún error, repito que el Gobierno procurará acelerar cuanto le sea posible estos trabajos. Yo creo que devolverá pronto esos proyectos aprobados o modificados a la empresa, y espero que la empresa contribuirá con igual interés a la ejecución de Ia obra del [2.388] ferrocarril de Galicia, que merece ciertamente se mire con preferencia, pues es la parte de España que no ha disfrutado de ese inmenso beneficio.

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Conde de Palleres tiene la palabra para rectificar.

(Habla el Sr. Palleres.)

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Ministro de la Gobernación tiene la palabra.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): El desvanecer los obstáculos que se presentan para la conclusión de las obras de ese ferrocarril, más que del Ministro, depende de la tramitación, que han de seguir los expedientes; de los reconocimientos que hay que hacer en los terrenos y que han de hacer los ingeniero; de los cálculos y presupuestos que han de examinar los hombres facultativos, y de los informes que tiene que dar la junta. El trabajo del Ministro es pequeño: lo que necesita es que le presenten todos los antecedentes para juzgar con acierto. De manera que cualesquiera que sean las ocupaciones del Ministro, no han de embarazarle para despachar ese expediente en lo que a él se refiere. Es necesaria una preparación larga y entretenida; y luego que esté hecha, pierda cuidado el Sr. Conde de Pallares, que el Ministro no detendrá ese expediente.

Por lo demás, puedo decir que si S. S. tendría más gusto de verme en otros bancos y no en éste, yo le acompaño en el deseo. Sólo que yo estoy aquí, no por gusto mío, sino para cumplir un deber, y debo permanecer mientras el deber me lo mande. En cambio yo sentiría que el Sr. Conde de Pallares no quisiera venir aquí por no tener el disgusto de verme en este sitio.



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